Los españoles, cada vez con más miedo a quedarse sin trabajo y más insatisfechos con su vida

  • Pese a que el equilibrio entre la vida personal y laboral de los españoles mejora, la tasa de desempleo y la seguridad laboral preocupan en nuestro país.
  • Así lo demuestra el informe sobre bienestar publicado este miércoles por Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE)
  • En España, por otro lado, la esperanza de vida al nacer (83 años) supera en 3 años al promedio y la brecha salarial está seis puntos por debajo de la media.
Un hombre sale y otro entra a una oficina de empleo de Madrid.
Un hombre sale y otro entra a una oficina de empleo de Madrid.
EUROPA PRESS
Un hombre sale y otro entra a una oficina de empleo de Madrid.

La vida en España es una constante contradicción en lo que se refiere a formación, empleo y remuneración —de jóvenes o adultos— si lo comparamos con el equilibrio entre la vida personal y laboral de los ciudadanos. En nuestro país, dentro de un contexto internacional, existe una gran desigualdad en cuanto a los ingresos, la educación y su repercusión en el día a día de los españoles, algo que influye en su insatisfacción generalizada.

Y es que, según el informe sobre bienestar publicado este miércoles y que saca cada dos años la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) titulado ¿Cómo va la vida?, el nivel de satisfacción de los españoles se ha agravado el triple que la media del resto de países de europa entre 2005 y 2015 —último año del que se tienen datos—, después del empeoramiento de la situación laboral por la crisis y pese a que el país se encuentra entre los cinco que más avances han tenido en indicadores sobre calidad de vida.

Este estudio también destaca la distancia entre las instituciones públicas y las personas a las que sirven. La confianza en estas ha disminuido y, además, solo una de cada tres personas siente que tiene influencia sobre lo que hace su gobierno. La percepción electoral y de la corrupción son otros de los indicadores que empeoraban ya en 2015, cuando todavía no habían salido a la luz muchas de las tramas que ahora se conocen en nuestro país.

Indicadores que empeoran...

El ingreso familiar: En 2015 el ingreso familiar disponible neto ajustado fue un 6% inferior al del año 2005, uno de los mayores descensos del mundo desarrollado, donde en términos globales se incrementó un 8% en ese periodo. Esta es la cantidad de dinero que una familia percibe o gana cada año después de impuestos y representa el dinero del que dispone para gastar en bienes o servicios.

La seguridad con el trabajo: Al buscar las razones por las que había aumentado la insatisfacción en los ciudadanos, la que más llama la atención es la gran inseguridad en el empleo (por seguir en paro o por perder repentinamente el puesto de trabajo).Este indicador muestra la pésima calidad de los empleos: la mayoría de los nuevos contratos son temporales.

Esta inseguridad alcanzó su punto máximo en 2012 y, pese a haber disminuido ligeramente desde entonces, seguía triplicando en 2015 la registrada en 2007, aaño en el que comenzó la crisis y, con ella, aumentó número de desempleados de larga duración (superior a los 12 meses). Así, España ha sido desde lo más crudo de la crisis el país con mayor tasa de paro —solo por detrás de Grecia— y esta se disparó desde 2007 hasta 2013, cuando llegó a un techo del 13%. En ese momento la tasa de paro de la OCDE rondaba el 2,8% de media. Al año siguiente se produjo una ligera mejoría, sin embargo volvió a incrementarse.

Tasa de ocupación en jóvenes: El descalabro del mercado laboral ha afectado en particular a los más jóvenes, cuya tasa de ocupación en 2015 seguía siendo tres veces inferior a la población de mediana edad, una diferencia mucho mayor que en el promedio de los otros estados de la organización. Asimismo, quienes han cursado solo estudios secundarios (hasta bachillerato) tienen un 15% menos de probabilidades de encontrar un trabajo que las personas que han acudido a la universidad o han ampliado su formación con estudios similares.

Tasa de logro escolar: Solo el 58% de la población adulta en edad de trabajar ha finalizado al menos el segundo ciclo de educación secundaria, una cifra muy por debajo del promedio de la OCDE (75%). En concreto, España ostenta la segunda tasa más alta de desempleo (19,7%) y la tercera mayor incidencia de bajo logro escolar (42,6%) así como de bajo nivel de competencias de los adultos (22,5%).

La percepción electoral: En los últimos años la participación electoral en España ha disminuido, desde algo más del 75% en 2008 hasta casi el 70% en 2016. Cuando se pregunta a los españoles sobre si la corrupción está o no generalizada en el gobierno, el 82% contesta afirmativamente, una cifra superior a la media general (56%). Desde alrededor de 2006, la proporción de personas en la OCDE que declaran tener confianza en sus gobiernos nacionales ha disminuido desde el 42% al 38% y la tendencia parece seguir el mismo curso.

La satisfacción con la democracia: En términos globales, y en relación con el indicador anterior, la satisfacción con el funcionamiento de la democracia en España es sistemáticamente inferior al promedio de los países europeos de la OCDE. Los españoles puntúan la libertad e imparcialidad de las elecciones con un 6,9 en una escala de 0 a 10 y tienden a mostrarse mucho menos satisfechos con las políticas para reducir las desigualdades (3 puntos) o con la existencia de mecanismos de participación directa a nivel municipal (4).

La satisfacción con los servicios públicos: Esta varía en función de si las personas han utilizado o no dichos servicios durante el 2015. En general, la satisfacción, para quienes han hecho uso de los servicios sanitarios y de educación en España, es ligeramente inferior a la media de los países europeos de la OCDE. No obstante, las personas con experiencia directa reciente en el uso de dichos servicios tienen más probabilidades de sentirse satisfechas que aquellas personas sin experiencia directa.

La satisfacción con la vida: Los indicadores anteriores, en conjunto, influyen en que los españoles dieran en 2015 a su vida una nota de 6,4 sobre 10, cuando en el conjunto de los países miembros era de 6,5. Eso supuso una caída significativa respecto a diez años antes, cuando España se situaba netamente por encima de la media (7,1 frente a 6,7).

... y otros que mejoran

Brecha salarial entre ricos y pobres: El informe de la OCDE muestra también que, en España en 2015, el 20 por ciento de las familias más pudientes ingresaban entre seis y siete veces más que las que se encontraban en los niveles más bajos. En total, el 10% de las familias más ricas acumulaban alrededor del 45% del patrimonio neto total del país, una proporción no obstante que está seis puntos por debajo de la media de los 35 países miembros de la organización.

Brecha educacional: Las brechas en cuanto al modo de percebir la salud, las competencia, el apoyo social y la satisfacción es comparativamente pequeña entre las personas con educación secundaria y terciaria en España y, por tanto, menor que en la mayoría de los países de la OCDE.

El patrimonio neto familiar: Los ingresos netos disponibles de los hogares aumentaron un 8% en términos reales de 2005 a 2015, y la remuneración por empleado a tiempo completo se incrementó en el mismo periodo un 7%. El ritmo de esos incrementos fue, no obstante, la mitad del que se había constatado en los diez años precedentes.

El equilibrio entre la vida personal y laboral: Según el informe de la OCDE, solo alrededor del 5% de los empleados trabajó jornadas prolongadas con regularidad, una cifra que representa menos de la mitad del promedio de los otros estados miembros, y los empleados a tiempo completo declaran tener uno de los mayores niveles de tiempo libre. Y es que la proporción de empleados que trabajan 50 horas o más a la semana se ha reducido durante la última década en 4 puntos porcentuales, respecto al 0,9 de caída porcentual registrada para la media de la OCDE. Además, la incidencia de la tensión laboral ha disminuido desde el 49% en 2005 al 41% en 2015.

La inversión en el hogar: Los ingresos destinados a sufragar gastos del hogar (como proporción de los ingresos disponibles de las familias) han aumentado desde el 18.2% en 2005 hasta el 21.8% en 2015 –uno de los mayores aumentos registrados en la OCDE—. Por otra parte, la proporción de personas que habitan viviendas sin servicios básicos de saneamiento se ha mantenido en niveles bajos y estables desde 2005-10.

La esperanza de vida: A pesar de que sufrió un ligero retroceso entre 2014 y 2015, la esperanza de vida ha aumentado desde el año 2005 en aproximadamente 3 años en total y se sitúa ahora en los 83 años, una mejora superior a la del promedio de la OCDE y que coloca a España en segunda posición, sólo por detrás de Japón (83,9). En esto influye a que el porcentaje de adultos que declaran gozar de "buena" o "muy buen" salud ha aumentado 6 puntos desde 2005, hasta situarse en un nivel algo superior al del resto de países.

La seguridad personal: España también figura en la cabeza de la OCDE en términos de seguridad personal, con una reducción en esos diez años de la tasa de homicidios o un incremento de la proporción de personas que dicen sentirse seguras al caminar solas por la noche (del 65% al 83%).

La satisfacción de los migrantes: En lo que respecta a los migrantes que han llegado a nuestro país en los últimos años, muestran unos niveles de salud percibida y seguridad percibida relativamente buenos comparados con las poblaciones migrantes de otros países de la OCDE. Estos declaran tener los mismos niveles de riqueza, influencia sobre las actuaciones del gobierno y sentimientos de depresión que los autóctonos. Además, muestran mayores niveles de confianza en el sistema político, salud percibida y seguridad percibida que los autóctonos

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