Sochi, un destino de nieve y playa en el sur de Rusia

  • Sochi es considerada la segunda ciudad más larga del mundo, ya que su costa se extiende a lo largo de casi 150 kilómetros
  • En el Parque Natural de Sochi hay osos, leopardos, lobos, zorros y jabalíes.
Biatlón en las pistas de Sochi mientras anochece.
Biatlón en las pistas de Sochi mientras anochece.
EFE
Biatlón en las pistas de Sochi mientras anochece.

Sol y playa, montaña y nieve, casinos y vida nocturna, deporte y naturaleza salvaje. Pocos lugares en Europa ofrecen tantas opciones de descanso en tan poco espacio como la ciudad rusa de Sochi. Este balneario, situado a orillas del mar Negro, frente a las costas de Turquía y a 1.600 kilómetros al sur de Moscú, se encuentra a apenas una hora en tren de las nevadas montañas del Cáucaso.

Por increíble que parezca, desde la playa se pueden ver los picos nevados. Del bañador y la moto acuática al gorro de esquí y el snowboard apenas hay un suspiro. Por algo es el lugar de descanso preferido del presidente Putin y antes lo fue del líder soviético, Iósif Stalin, que contaba en esta ciudad con una dacha. Sochi ha dejado de ser la gran desconocida.

Aquí se puede tomar el sol, esquiar, practicar senderismo, escalar escarpadas montañas o visitar su parque natural, en el que soltaron recientemente algunos ejemplares de leopardos de las nieves. Se ha convertido en la punta de lanza del desarrollismo ruso, especialmente desde que acogiera en 2014 los Juegos Olímpicos de Invierno, acontecimiento que la colocó virtualmente en el mapa. A eso se ha sumado el circo de la Fórmula 1, ya que desde 2014 acoge en un circuito urbano un gran premio que atrae durante cuatro días a cientos de miles de personas.

Fundada en 1917, coincidiendo con la Revolución Bolchevique, es decir, hace un siglo, Sochi es considerada la segunda ciudad más larga del mundo, ya que su costa se extiende a lo largo de casi 150 kilómetros. Con apenas un cuarto de millón de habitantes, este municipio se encuentra entre la república georgiana de Abjasia y Crimea, durante largo tiempo destino preferido de los zares.

En la zona costera el clima es cálido todo el año, con la excepción de los meses de diciembre, enero y febrero, cuando las temperaturas pueden bajar hasta los 5 grados de media. Por ello, recibe anualmente seis millones de visitantes, aunque las lluvias torrenciales pueden sorprender al turista en cualquier momento.

Uno puede tomar el sol desde mayo hasta octubre. El litoral de Sochi está lleno de playas urbanas, equipadas con toda clase de infraestructuras, aunque hay opciones más tranquilas y salvajes. Eso sí, las playas no son de arena fina, sino de cantos rodados, por lo que se aconseja precaución a los menos avezados. La más famosa es la Playa de la Riviera, aunque muchos prefieren Adler, localidad que también forma parte del municipio de Sochi, ya que los precios son más asequibles y la playa se encuentra a unos pocos cientos de metros de las instalaciones olímpicas.

Un destino muy deportivo

Y es que el deporte está estrechamente vinculado a la ciudad, donde nacieron leyendas del deporte ruso soviético como el tenista Yevgueni Kafelnikov y el baloncestista Vladímir Tkachenko, una torre de más de 2,20 metros que formó una pareja temible con el lituano Arvidas Sabonis.

La Fórmula 1 es una buena excusa para acercarse a la ciudad, que arrebató a Moscú el sueño de ser una vez al año la capital mundial del mundo del motor. Los aficionados al fútbol también tendrán una buena oportunidad de conocer la ciudad en junio de 2018, ya que el impresionante estadio olímpico de Sochi acogerá entonces partidos del Mundial de Rusia. Este año ya fue escenario de la Copa Confederaciones.

La otra gran oferta de Sochi es la nieve. Con ocasión de los Juegos Olímpicos se construyó un tren rápido que permite ahora desplazarse, en apenas una hora, desde el corazón de Sochi hasta las estaciones de esquí de Krásnaya Poliana, donde se celebraron las competiciones de esquí alpino en 2014. Además, en las laderas de las montañas, donde apenas había unas casas de madera, el Gobierno local levantó de la nada auténticas ciudades alpinas, como es el caso de Gorki. En esa ciudad se inauguró hace sólo unos meses un casino.

Es tradicional ver a familias enteras practicando snowboard o desplazándose en motos de nieve. Pero su atractivo no se limita a los deportes extremos, sino también a los bosques, cañones, cuevas, cataratas, lagos y ríos que uno puede visitar a lo largo de todo el año en el Parque Natural de Sochi, que tiene entre sus inquilinos a osos, leopardos, lobos, zorros y jabalíes, entre otras especies salvajes.

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