El Ajuntament y el Port de Barcelona han acordado reducir de ocho a siete las terminales de cruceros y liberar más de 14.000 metros cuadrados de espacio portuario para uso público ciudadano.
A partir de 2022, las terminales de cruceros Maremàgnum, Drassanes, Nord y Sud se comenzarán a trasladar al muelle Adosado, un punto más alejado del centro de la ciudad.
"El espacio del puerto estará más integrado en la ciudad, será más abierto y los ciudadanos podrán sentir que lo recuperan", ha celebrado la alcaldesa Ada Colau este viernes en rueda de prensa.
El presidente del Port, Sixte Cambra, ha explicado que el cambio es "compatible con la estrategia para consolidar el liderazgo de Barcelona" en el ámbito de los cruceros, que no tiene por qué comportar una reducción de la cifra de cruceristas pero que permitirá que "el crecimiento sea sostenible".
En paralelo, también han acordado reformar la Nova Bocana para liberar 14.000 metros cuadrados para usos principalmente docentes y culturales.
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