El CA2M organiza la primera exposición individual en un museo de la artista Julia Spínola

  • Titulada 'Lubricán', la muestra hace referencia a ese momento en que se produce la transición del día a la noche.
  • La exposición, que podá verse hasta finales de mayo, reúne piezas realizadas en los últimos siete años que conciben la ciudad como escultura y evocan lo performativo y el texto.
Julia Spínola. Comeu, 2018. Cartón, pintura y objetos. La obra forma parte de la exposición 'Lubricán' que puede verse en el Centro de Arte Dos de Mayo de la Comunidad de Madrid hasta el próximo 27 de mayo.
Julia Spínola. Comeu, 2018. Cartón, pintura y objetos. La obra forma parte de la exposición 'Lubricán' que puede verse en el Centro de Arte Dos de Mayo de la Comunidad de Madrid hasta el próximo 27 de mayo.
JULIA SPÍNOLA
Julia Spínola. Comeu, 2018. Cartón, pintura y objetos. La obra forma parte de la exposición 'Lubricán' que puede verse en el Centro de Arte Dos de Mayo de la Comunidad de Madrid hasta el próximo 27 de mayo.

Sin haber llegado a los 40 años, Julia Spínola (Madrid, 1979) es una de las artistas madrileñas más reconocidas de su generación. Sin ir más lejos, el pasado año recibía el XXIII Premio ARCO de la Comunidad de Madrid por su pieza De perfil de canto y Riber (2017), que fue valorada por el jurado "por su madurez y el carácter reflexivo de su trabajo, así como la meditación y observación que introduce en su hacer artístico".

La obra pasó a formar parte de los fondos de la Colección del Centro de Arte Dos de Mayo, que ahora organiza la primera exposición individual de esta artista en un museo español (su debut en solitario en una galería se produjo en 2014 de la mano de Heinrich Ehrhardt).

Una muestra retrospectiva que lleva por nombre Lubricán. "Literalmente es que se te haga de noche fuera de casa, en la calle", explica la artista. Ese "lubricán" es, en definitiva, un término que sirve para definir el momento en que se produce la transición del día a la noche y de la noche al día."Capturando este espacio temporal, asumiendo su carácter indefinido, la exposición se detiene en ese lapso en el que al comenzar la noche las formas pierden su nitidez, se desdibujan y se hace necesario asignarles límites nuevos, volver a fijar su imagen", añade el centro de arte.

Hay por tanto tres claves en esta exposición: las constantes referencias a lo performativo y al texto, también a la geografía urbana –entendida como la ciudad por la que deambula la artista y que concibe también como una escultura- y la iluminación, que intenta evocar la de la noche madrileña. De esta manera, el color naranja invade algunas zonas de la muestra, para las que se ha utilizado lámparas de vapor de sodio de baja presión como las que se utilizan en algunos barrios de la ciudad.

Un tono cromático que también está presente en el recubrimiento de los objetos. "El marrón es el color de lo material, de su mezcla, de lo mundano, es un mélange, un lodillo [...] El color del DM, del cartón, es ese sostén sin lenguaje añadido, que rodea al color y lo hace concreto", señala Spínola.

Un recorrido por los trabajos realizados por la artista en los últimos siete años y reunidos por la comisaria Beatriz Herráez, donde Madrid sirve como localización de obras como Frase (objeto). BOCA (2013), una cadena de objetos conectados por un rastro de café derramado sobre el pavimento de una calle en cuesta; o Uno zurdo y uno diestro, y uno zurdo y uno diestro (2014), ejecutada a partir del recorrido que separa el estudio de la artista de su casa. Ambos trabajos, junto a Figuras (2013) —una sucesión de formas circulares recortadas en planos de cartón que a modo de fallidos señalan espacios carentes de profundidad sobre el suelo— permiten trazar un recorrido por la producción previa de la artista.

Spínola incorpora a las piezas elementos que funcionan como apéndices. Por ejemplo, en el caso de Uno zurdo y uno diestro, y uno zurdo y uno diestro (2014), aporta un componente nuevo a la estructura original, la réplica de uno de sus módulos con una diferencia apenas perceptible, sus ángulos en vez de rectos son romos. Al referirse a las piezas expuestas, la artista repite el gesto de agitar algo con la mano: "Es un gesto desordenado. Es casi como si una se estuviese borrando a sí misma: tengo el objeto, lo agarro con la mano y lo agito. No es solamente ese objeto el que deja de ser visible por el movi- miento, sino que también dejas de verte la mano y parte del brazo".

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