"Acción". Dos chicos salen al centro del aula y escenifican una agresión ocurrida solo unas horas antes en la fila de entrada al colegio. Uno de ellos araña con saña al otro en la espalda. Por detrás, emergen en escena tres chicos ocultos bajo unas máscaras que representan a la tristeza, a la rabia y al enfado. "Stop". La acción se congela y el grupo conversa sobre lo que acaban de ver. Pax Dettoni, la directora del taller teatral pregunta a los actores principales cómo se sienten, les pide que se digan lo que necesitan el uno del otro, y entre todos repiensan un final mejor para la escena, sin el arañazo y en el que agresor reconoce que no tiene un buen día.

Esto es 'En sus Zapatos', un proyecto de Teatro de Conciencia contra el acoso escolar que se imparte en cinco colegios de la Comunidad de Madrid. El objetivo es enseñar empatía activa a través del teatro de las emociones para afrontar conflictos entre compañeros.

"El teatro está muy vinculado a la educación y a lo largo e mi experiencia en la formación de profesores vi que se estaba tratando el bullying (acoso escolar) como un problema más entre iguales, cuando en realidad es un problema de convivencia y ahora no se está enseñando a los alumnos ni convivir con uno mismo y nuestras emociones, ni por lo tanto con los demás", explica Pax Dettoni sobre el origen del proyecto.

Hoy en el aula de 5.º de Primaria del colegio Costa Rica de Aluche (Madrid), los 17 alumnos de la tutora Joaquina comienzan la cuarta sesión del taller sentados formando un círculo. En el grupo hay niños y niñas de entre 10 y 12 años. El centro los ha elegido a ellos precisamente porque es "a esa edad cuando se ha detectado que empiezan las conductas discriminatorias y la presión de grupo", según informa la directora del colegio, Ana Isabel Fernández.

Una vez se han saludado, los chavales se levantan y forman un trenecito que marcha también en círculo mientras cada chaval susurra al de delante "confío en ti,  confía tú en ti". Es la manera que tienen de conectar con las emociones. Y una forma de cohesionar a un grupo muy diverso. En el aula hay ahora mismo alumnos de once nacionalidades distintas: polacos, rumanos, venezolanos, ecuatorianos, dominicanos, españoles, un niño sirio llegado de la guerra previo paso por Líbano y Jordania, y un vietnamita que a principios de curso no sabía ni una palabra de español.

"La actividad está sirviendo para concienciar un poco más a los chavales", admite la tutora Joaquina, que participa como una más del taller. "Les ayuda a pensar en las emociones y a visualizar mejor los conflictos latentes. Acoso como tal no hay en mi clase, pero sí emociones encontradas entre algunos chavales".

El último informe sobre acoso escolar en España de Save The Children desvelaba que uno de cada diez alumnos en España lo ha sufrido y, lo que resultó más chocante, que uno de cada tres alumnos reconocía haber agredido físicamente a otro compañero en los últimos meses.

La jefatura de estudios del centro Costa Rica confió en el taller 'En sus zapatos' porque el claustro echaba en falta programas que incidan en la prevención del acoso escolar. Sobre todo ahora que el exceso curricular resta tiempo a las tutorías, donde se concentra toda la educación emocional y en valores.

A los profesores les cautivó el hecho de que las dinámicas se hacen con alumnos, profesores y familias, por separado, y sobre todo que en el caso de los menores el proyecto incluye también al acosador. "Todos los niños están formándose como personas y nadie debe quedar fuera de ese aprendizaje".

A los chavales les gusta la variada dinámica que les  propone el taller y esperan con ansiedad el momento de la meditación. Han aprendido cuál es la postura indicada, a concentrarse en el triángulo imaginario y a regresar al aire que entra y sale de la nariz cuando un pensamiento o un calambre les interrumpa.

Cohesionados, y muy relajados, llega por último el momento de ensayar las escenas de conflictos reales que intentarán resolver colectivamente.

Mientras ensayan, la tutora Joaquina explica que a su juicio el acoso y los conflictos de convivencia en las aulas son sucesos van a más. Ella lo achaca a la violencia con la que se convive desde la infancia, a través de internet, en la televisión o en casa. Pone como ejemplo cuando les da libertad en una redacción de lengua. Siempre acaban con asesinatos. "Ya les tengo que pedir que nada de carnicería; pero, claro, si están todo el día en televisión hablando de secuestros, asesinatos y matanzas...". A todo ello, suma que la educación paterna "ha dado un salto pendular, desde la disciplina férrea a un exceso de permisividad". concluye..

"Acción". Es hora de la segunda escena del taller. El grupo representa una pelea entre un papá y una mamá en casa. La niña que hace de madre pide ayuda con las tareas del hogar al niño que representa al padre. El 'padre' dice que trabaja fuera de casa y está cansado. Una tercera alumna, que interpreta a la hija del matrimonio, al ver a sus padres gritar y decir que se separan, acude ante ellos con un álbum de recuerdos y les pide que reconsideren la situación. "Stop". La escena se congela y el grupo conversa. Pax Dettoni, pregunta si es responsabilidad de los hijos el que los padres se lleven bien. Tardan unos segundos en responder, pero en cascada dirán que no lo es. Toca hablar de cómo se sienten y qué necesitan. "Apoyo, cariño, amor y nuestro espacio", dirán.

"La reacción de los niños es lo que más me está sorprendiendo", reconoce la responsable del proyecto. "Me doy cuenta de todo lo que les genera malestar, y de la necesidad de hablar de sus dolores y de mostrarles que hay recursos para saber qué hacer con las distintas emociones".