Se les atribuyen hasta 44 delitos de robos con fuerza en viviendas, dos delitos de robo con violencia e intimidación, otros dos de tráfico de drogas y uno por formar parte de una organización criminal. Cuatro de los seis ya han ingresado en prisión.

La investigación arrancó en noviembre del año pasado ante las sospechas de que una banda de jóvenes, la mayoría de poco más de 20 años, estaba especializada en el robo de viviendas y en robar droga a bandas rivales. Estos jóvenes se reunían en un local de juego y apuestas y desde donde salían en coche hacia partidas rurales para robar en el interior de las viviendas.

Su radio de acción comenzó en Totana (Murcia). En esta localidad, robaron en dos viviendas, sustrayendo de una de ellas un vehículo, que después utilizarían para perpetrar el resto de los robos. Como la distancia les hacía perder tiempo, decidieron proseguir con los robos, esta vez en las partidas rurales de Crevillent.

Con este modus operandi, supuestamente cometieron hasta 34 robos en casas de campo, de donde sustrajeron joyas, objetos de valor, pero también refrescos y alimentos de primera necesidad. Eran tan aficionados al juego, que no gastaban dinero en comida, destacan los investigadores.

Según la Guardia Civil, a causa de un accidente se quedaron

sin el vehículo y se centraron en Crevillent. Se les imputan seis robos en viviendas de la localidad a las que accedían escalando.

ATRACOS A DOS MUJERES

Dentro de este grupo, despuntaron dos miembros, más violentos, que no sólo robaban en viviendas, sino que también cometieron por su cuenta dos robos con violencia e intimidación con arma blanca a dos mujeres españolas de 33 y 39 años.

Durante los cuatro meses que duró la investigación, la Guardia Civil descubrió que también se habían especializado en tráfico de drogas y en sustraer droga de otras bandas criminales.

Así, una noche en la que estaban siendo vigilados, los agentes vieron entrar a dos de ellos a una nave industrial forzando el candado de una puerta, de la que sacaron varias bolsas con marihuana. El cultivo lo estaba haciendo otra banda, y ellos se la llevaban conforme crecía y alcanzaba el tamaño idóneo para la venta.

ENVÍO DE DROGA A IRLANDA

Paralelamente, se dedicaban distribuir droga por paquetería, como se comprobó con un envío de 3,6 kilos de marihuana que fue enviado desde Albatera hacia Irlanda pero que fue interceptado en el aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas. Para almacenar y distribuir la droga al menudeo alquilaron un domicilio en Aspe que les servía de almacén de objetos robados.

La operación culminó con la detención de los seis miembros de esta banda por ser los presuntos autores de 44 robos en interior de vivienda, 2 delitos de tráfico de drogas, 2 delitos de robo con violencia en intimidación y 1 delito de pertenencia a organización criminal.

3.000 PLANTAS DE MARIHUANA Y MEDIO KILO DE HACHÍS

Los guardias civiles registraron la casa alquilada en Aspe, donde intervinieron cuatro vehículos, numerosos aparatos electrónicos como televisores, móviles o tablets, herramientas, 500 gramos de hachís para su venta al menudeo y 1.000 euros en metálico.

El otro registro se realizó en la nave industrial donde estaba la plantación de marihuana de la que sacaron un total de 3.096 plantas, que de haberlas distribuido en el mercado ilícito de la droga habrían alcanzado el millón de euros. Tras pasar a disposición judicial, cuatro de los seis miembros -todos de nacionalidad marroquí- ya han ingresado en prisión.