Del congelador a la tostadora: la campaña para que el pan no acabe en la basura

Una persona saca una rebanada de pan de la tostadora, en una imagen de archivo.
Una persona saca una rebanada de pan de la tostadora, en una imagen de archivo.
GTRES
Una persona saca una rebanada de pan de la tostadora, en una imagen de archivo.

Cada día, sólo en Reino Unido, 24 millones de rebanadas de pan acaban en la basura. Una cifra realmente alarmante que vuelve a poner sobre la mesa el grave problema del desperdicio de alimentos. Y aunque es verdad que la industria alimentaria tiene mucho que hacer al respecto, también en los hogares hay pequeños gestos que pueden cambiar las cosas.

Eso es lo que propone una interesante campaña en Reino Unido que. bajo el lema "del congelador a la tostadora", pone un remedio muy fácil a todos esos kilos de pan que acaban en la baasura porque se quedan duros e incomibles: congelarlos ya cortados y usar la tostadora después para convertirlos en rebanadas crujientes y listas para comer.

Una idea que, por supuesto, es perfectamente aplicable a cualquier país y que, de hecho, todos deberíamos poner en práctica. El pan bueno es caro, protestan algunos cada vez que se defiende el pan de calidad frente a esas lamentables barras de gasolinera o esas ofertas de 3 panes por 1 euro. Pero dejando a un lado que, con el peso en la mano, el argumento tiene poco sentido, hay algo innegable: no hay pan más caro que el que acaba en la basura.

Así que el plan es muy sencillo: un buen pan cortado a rebanadas en una panadería en la que de verdad se haga pan -no que descongelen masas que presumen de masa madre y semillitas pero no tienen fundamento-, al congelador tras un día en casa, y luego vamos sacando y descongelando con la ayuda de la tostadora.

Sí, es de puro sentido común, pero por lo visto ha hecho falta una campaña publicitaria para intentar convencer a la gente de que lo haga en vez de dejar que el pan se ponga duro y acabe en la basura.

Si además utilizamos ese pan para improvisar una tostada con otros restos de comida que tengamos olvidados por la nevera, no sólo consigueremos algo de picar sano -mejor una tostada que una de esas barritas de cereales, por supuesto-, sino que evitaremos que más comida acabe en la basura.

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