Orhan Pamuk aborda en 'La mujer del pelo rojo' las relaciones paternofiliales

  • El Nobel de literatura trata los lazos entre padre e hijo desde un punto de vista político.
  • "Las buenas novelas y los buenos novelistas son premonitorios, pero son profetas sin saberlo", asegura.
El escritor Ohran Pamuk
El escritor Ohran Pamuk
GTRES
El escritor Ohran Pamuk

El escritor turco Orhan Pamuk ha presentado este martes en Barcelona su última novela, La mujer del pelo rojo, donde aborda cuestiones políticas desde el simbolismo de las relaciones paternofiliales con la idea, ha dicho, de "hacer pensar a la gente por qué sigue votando a padres que aplastan a sus hijos".

La mujer del pelo rojo (Literatura Random House en castellano y Més Llibres en catalán) se sitúa en las afueras del Estambul de 1985, donde un maestro pocero y su joven aprendiz son contratados para encontrar agua en una llanura estéril.

Pamuk, que conoció a ese maestro y su aprendiz cerca de su estudio, fue observando día a día "cómo trabajaban con dureza, cómo se preparaban la comida y cómo se iban al pueblo a cenar o a tomar una copa, como recoge en la novela.

El autor turco, que tenía esta historia en mente desde hacía más de 25 años, cuando intentaba acabar El libro negro, decidió convertirla en una novela "viendo los derroteros autoritarios por los que está deambulando" su país.

Y en ese sentido, interpreta La mujer del pelo rojo como "una novela política, pero a nivel antropológico, experimental, a nivel de jugar con las ideas".

Publicada poco antes del fallido golpe de Estado contra Erdogan y la reacción autoritaria posterior de su gobierno, Pamuk señala que "las buenas novelas y los buenos novelistas son premonitorios, pero son profetas sin saberlo".

Un "padre ausente"

Volviendo a la historia de la novela, ha dicho que le llamaba la atención la relación entre el maestro pocero y su joven aprendiz, pues "el primero chillaba al segundo y mantenía una relación de dominación y sometimiento de gritos y regaños por la mañana, mientras que por la noche el maestro se convertía en una persona afable, cariñosa e incluso tierna con el aprendiz", ha explicado en la presentación de la obra en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona.

El propio Pamuk ha confesado que nunca vivió en primera persona esa relación paternal que sí descubrió entre ese maestro y su aprendiz, pero, lejos de mostrar tristeza, el autor de La maleta de mi padre asegura que "tener el padre ausente me ha permitido no ser aplastado por el autoritarismo" y, además, su padre, que era un librepensador, le dejó una gran biblioteca, en la que encontró "un modelo de conducta diferente del de sus compañeros".

Reconoce que le faltó la ternura, pero, "a cambio de recibir mucha libertad", que le permitió ser escritor y artista.

Freud, Sófocles y Ferdousí

La esencia de la historia relatada en La mujer del pelo rojo remite, según Pamuk, a "Freud, Sófocles y al poeta persa Ferdousí".

De la lectura de los clásicos, el nobel turco concluye: "En la historia de Sófocles y en la gran literatura clásica europea, el hijo mata al padre sin saberlo, mientras que en la historia sufí es el padre el que mata al hijo sin saberlo. En ambos casos lloran, pero la sensación es que no son culpables, porque lo hicieron sin querer, lo que acaba legitimando el asesinato".

En su breve novela, Pamuk ha querido "escribir una historia realista sobre la profesión de pocero, es decir, el arte de cavar un pozo a la antigua, como se ha hecho toda la vida en Estambul" y, de manera indirecta, comparar el Edipo Rey de Sófocles y la epopeya de Ferdousí".

Pamuk asocia esa relación paternofilial "al autoritarismo y a la individualidad: el aprendiz remitiría a la individualidad de Sófocles, mientras que el autoritarismo del padre pocero se relaciona con la tradición cultural de mi parte del mundo".

En la novela, la relación que se establece entre pocero y aprendiz se altera cuando el joven se enamora de una misteriosa mujer de pelo rojo, con la que hará realidad sus sueños más salvajes, pero su distracción provocará un accidente terrible que le llevará a escapar a la capital. Sólo años después descubrirá si fue responsable de la tragedia y quién era en realidad la enigmática mujer.

Turquía

Sin hablar apenas de la situación política de su país, Pamuk ha recordado que, cuando vino por primera vez a Barcelona, en un momento en que todavía no era conocido y no había ganado el Nobel, expresó su posición firme en favor de la UE.

"Un veterano periodista me dijo que si la Unión Europea había aceptado a España, seguro que aceptaría a Turquía, pero la gran frustración es que eso no se ha producido", ha repuesto el escritor turco.

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