La Dirección General de Tráfico (DGT) clasifica, desde este 2018, el parque de motocicletas y ciclomotores en función de su potencial contaminante. Estos representan el 15% del total del parque automovilístico.

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En este caso, la DGT no ha enviado de forma gratuita las etiquetas como hizo al principio con los coches y los propietarios que deseen adquirirlas —colocarlas en el vehículo es voluntario—, deberán acercarse a las oficinas de Correos para comprarlas.

Tráfico ha clasificado los vehículos de dos y tres ruedas en cuatro grupos —cero emisiones, ECO, C y B— en función de los datos de homologación europeos. El 55% de los 5,3 millones de motos y ciclomotores se encuentran en alguna de estas categorías, es un inmensa mayoría en las dos últimas.

Con ello ha cumplido con una de las medidas del Plan Nacional de Calidad del Aire y Protección de la Atmósfera (Plan Aire) que le ha sido encomendado. En dicho Plan se afirma que tanto las partículas como el dióxido de nitrógeno tienen en el tráfico rodado la principal fuente de emisión en las grandes ciudades y propone esa clasificación de los vehículos en función de los niveles de contaminación que emiten.

Con esta clasificación, Tráfico "discrimina positivamente" a las motos más respetuosas con el medio ambiente y facilita a las localidades un "instrumento eficaz en políticas municipales, tanto restrictivas de tráfico en episodios de alta contaminación, como de promoción de nuevas tecnologías a través de beneficios fiscales o relativos a la movilidad y el medio ambiente".

En este proceso de etiquetado han colaborado los ayuntamientos de Madrid y de Barcelona, el Real Automóvil Club de Cataluña (RACC), la Asociación Nacional de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac) y los ministerios de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente; y el de Industria, Energía y Turismo.