Paco Delgado: "Intento dejar muchas cosas al azar, eso hace que exista la diferenciación"

  • El diseñador canario recibió el domingo el premio Ricardo Franco en el marco del Festival de cine de Málaga.
El figurinista Paco Delgado, Premio Ricardo Franco.
El figurinista Paco Delgado, Premio Ricardo Franco.
GTRES
El figurinista Paco Delgado, Premio Ricardo Franco.

La fotografía y la dirección artística son dos de los espacios de una película que mejor retienen en su memoria los espectadores. También son aquellos campos que presentan un menor margen de error, puesto que un detalle condiciona para el futuro la impresión de sus imágenes.

Conocedor de este asunto es Paco Delgado (Lanzarote, 1965), figurinista español dos veces nominado al Oscar por su trabajo en Los miserables o La chica danesa, cuyo trabajo en Biutiful, Balada triste de trompeta o La piel que habito forma parte de las películas proyectadas durante el Festival de Cine de Málaga y permanecen en el recuerdo por su calidad en confección y originalidad.

Hablamos con el diseñador de vestuario, presente en la 21ª edición del festival, donde recibió este domingo el premio Ricardo Franco.

De sobra es conocido el momento en que un actor acepta un papel porque se ve reflejado en él pero, ¿cómo lo hace un diseñador de moda?

Mi idea es que todo parte del guion. Es como cuando lees una novela y te imaginas cómo son sus personajes, en qué atmósferas se mueven, si es un día lluvioso o no…

¿Cuál es su primera impresión durante esa lectura?

Es un conjunto de imágenes mentales que me dirige a una época concreta, a unos cuadros de Velázquez o a los cómics de Tintín. También es fundamental recoger las conversaciones con el director, ya que depende mucho de cómo va a contar su historia. Te pongo por caso el ejemplo de Madame Bovary: puedes pensar en ella como una mártir o como una tonta del bote.

Debe ser divertido estar en contacto constante con diferentes partes de la historia.

Me gusta hacer una documentación muy extensa, investigando sobre cómo se vestía la gente en determinadas épocas. Una de las partes más bonitas de mi profesión es que siempre estás aprendiendo. Te metes en mundos que no conocías y alucinas. Siempre es como una especie de conocer otros mundos, es lo que más me gusta de este trabajo.

Uno de sus vestuarios más celebrados es el de la película ‘La chica danesa’. ¿Cómo pensó en sus colores?

Una de las cosas que más me interesaron cuando hice esa película era la luz de Copenhague. Soy canario y sé cómo una luz puede afectar la percepción de los colores y, a pesar de haber vivido durante muchos años en Inglaterra, cada lugar tiene una luz única. Así que con esa visita a Dinamarca diseñé la paleta de color, de ver cómo ellos trabajan con el color sin ningún pudor, algo que no pasa aquí por el tipo de luz que tenemos, que no nos ponemos algunos rojos.

¿Qué ocurre con los colores chillones?

Digamos que un color aquí, con nuestra luz, no tiene esa especie de vibración que puede tener allí. Aquí muestras un rojo con la luz de Málaga y no transmite lo mismo que ese mismo rojo en Dinamarca.

Por lo tanto, viaja para conocer el ambiente en el que se van a mover los personajes

Claro, el hecho de visitar el país ayuda mucho. Por ejemplo, el hecho de pasear por las calles de París ya te pone en situación, te crea imágenes mentales de una película y las relaciones entre sus personajes y cómo se relacionan con el entorno.

Aparte de una posible falta de presupuesto, ¿cómo reacciona ante posibles accidentes durante el rodaje?

Normalmente intento dejar muchas cosas al azar porque eso hace que haya diferenciación. No soy el típico diseñador que sea fascista en ese sentido para que los colores se comporten de una determinada forma. Las cosas deben fluir de una manera real. También depende del accidente.

Por ejemplo, ¿que un actor le de su toque a uno de sus vestuarios?

Si le doy a un actor una camisa y se remanga, no creo que haya que decirle nada porque está aportando algo a su personaje. Cuando trabajas con ropa que intentas que parezca real, lo mejor es tratarlo de manera real.

Las malas lenguas comparan a un diseñador de moda con un figurinista y se suele asociar a este último con la creación de vestuario de época…

Si estuviera siempre haciendo el vestuario de una época, me aburriría muchísimo. Cuando pienso en el vestuario de una película, junto todo lo que he visto antes, trate su trama de los mineros de Asturias o de los indios y las plumas. Meto en una coctelera todo lo que he estado viendo antes. No tengo capacidad de creación como un diseñador de moda, ellos proponen cosas nuevas, yo intento interpretar lo que ya existe.

Pero los buenos vestuarios siempre serán recordados como grandes aportaciones a estas historias. Fíjese en el de ‘La naranja mecánica’ de Kubrick…

No creo que haya hecho una película con ropa impactante. Lo de Kubrick es distinto, no solo porque era un genio, sino también porque esa película es sublime en muchas cosas, entre ellas la violencia o la novedad. Para cuando se convierta en un icono un largometraje en el que yo haya participado, ¡quizá yo ya no estaría en este mundo!

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