El presidente electo de la Generalitat de Cataluña, Quim Torra, tomará posesión del cargo mañana en el Palau de la Generalitat, según fuentes conocedoras de la negociación entre las administraciones central y catalana.

En las últimas horas, representantes del Gobierno y de la Generalitat están manteniendo una ardua negociación sobre los detalles del acto, que se celebrará mañana, puesto que Torra busca una toma de posesión austera y sin invitados.

El rey Felipe VI  ya ha firmado el decreto de nombramiento de Quim Torra como nuevo presidente de la Generalitat, después de que este fuera investido en el Parlament y el Diari Oficial de la Generalitat ya lo recoge.

La firma del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y la posterior de Felipe VI son requisitos imprescindibles para que el decreto de nombramiento de Torra pueda ser publicado en el Boletín Oficial del Estado (BOE) y en DOGC.

El nombramiento tendrá efecto a partir de la toma de posesión, que debe tener lugar dentro de los cinco días posteriores y que incluso podría celebrarse este miércoles, dependiendo de cuándo se produzca esa publicación.

Una vez que Torra tome posesión, podrá designar a su nuevo Gobierno, en el que ya ha anunciado que ofrecerá restituir en el puesto a algunos de los consellers cesados en aplicación del artículo 155 de la Constitución.

La aplicación del artículo 155 debe concluir de forma automática en cuanto tome posesión el nuevo Govern, tal y como establece el acuerdo del Consejo de Ministros del pasado mes de octubre que puso en marcha la intervención de la Generalitat.

"Las medidas contenidas en este acuerdo se mantendrán vigentes y serán de aplicación hasta la toma de posesión del nuevo Gobierno de la Generalitat, resultante de la celebración de las correspondientes elecciones al Parlamento de Cataluña", asegura el acuerdo publicado en el BOE del pasado 27 de octubre.

El presdente del Parlament catalán, Roger Torrent, ha declinado pedir una reunión con el jefe del Estado para comunicarle en persona la investidura de Torra alegando que esta tradición protocolaria instaurada por el rey Juan Carlos durante su etapa con los presidentes de los Parlamentos autonómicos de Cataluña, País Vasco y Galicia no ha sido heredada por don Felipe.