¿Cómo y qué fotografía quien coge una cámara en sus manos por primera vez en su vida? Éste es el origen de Ch'alla, la serie fotográfica que puede contemplarse en el espacio B The Travel Xperience de Barcelona hasta el próximo 16 de junio.

Ch'alla es también el nombre por el que se conoce a la comunidad aymara que habita el centro de la Isla del Sol, que se encuentra a orillas del lago Titicaca a 3.800 metros de altitud en Bolivia.

A dos horas en barco de la ciudad más cercana, se mantuvo relativamente aislada durante mucho tiempo, hasta la llegada del turismo y las lanchas de motor no hace muchos años. Un lugar habitado por unas 800 personas, que viven de la tierra, del pasto y de la pesca y que conservan, también, ritos ancestrales como los sacrificios de llamas.

Hasta allí se trasladaron hace dos años los fotógrafos Ainhoa Valle y Eugeni Gay con el objetivo de poner en marcha un proyecto fotográfico colaborativo que involucrase a las gentes de esta comunidad. "El objetivo de este proyecto ha sido el de generar un espacio de experimentación y de exploración creativa a través de la fotografía, aproximando el lenguaje fotográfico a los participantes como un nuevo campo de conocimiento, tanto artístico como de documentación de su propio entorno", dicen los organizadores.

Tras aprender durante tres semanas algunos principios básicos de fotografía, nueve habitantes de la isla -Antonio Ticona, Benita Ticona, Eusebio Mendoza, Hugo Ticona, Jessica Ramos, Juana Arias, Nelson Mamani, Noel Ramos y Rita Payé- se pusieron manos a la obra para inmortalizar su isla. Cámara en mano su misión era recrear su forma de vida a través del paisaje, sus familias, la vida en comunidad o los ancestros.

"Una cultura donde el conocimiento ha pasado de generación en generación a través de la tradición oral y de los tejidos, se ha documentado fotográficamente por primera vez la vida y las costumbres de la comunidad narrada en primera persona por sus propios habitantes", añaden.

En agosto de 2016 el resultado pudo verse en una exposición colectiva en la sede de la Comunidad de la Isla del Sol. Las fotos fueron realizadas y también editadas y montadas por los propios participantes, que pudieron compartirlas como el resto de su comunidad y los turistas. Ahora, esta personalísima visión de su espacio vital llega a Barcelona.