JULIA ALFONSO
OPINIÓN

Carta a mi doctora del centro de salud

Julia Alfonso
Julia Alfonso
Julia Alfonso
Julia Alfonso

Querida doctora:   Sí, doctora, que aún recuerdo la vergüenza que pasé el día que te llamé niña y me corregiste. "Compréndeme, eres tan joven…". "¿A un doctor lo llamarías niño, por pocos años que aparentara tener?”. Desde entonces tengo más cuidado.

Te escribo desde la sala de espera, tengo que matar el tiempo, llevo una hora esperando y por la gente que hay a mi alrededor intuyo que todavía queda un rato. Ya me explicaste que tienes seis minutos por paciente, y eso sin contar imprevistos. Seis minutos para ver, preguntar, explorar, diagnosticar, tratar y escribir todo en el ordenador. Y mucho me temo que hoy, como de costumbre, traigo varias consultas. Las he apuntado para que no se me olvide nada: el resfriado, las recetas de mi marido, los informes del especialista (a ver si tú entiendes el galimatías de letra) y los resultados de la analítica. Lo que de verdad me preocupa es que últimamente con los paseos me duele el pecho, pero no sé si me dará tiempo a contarlo, no quiero molestar. ¡Ah, mira! Acabas de salir a nombrar, un paciente más y me toca. "¿No está mi doctora habitual? Pues me voy". No se me escapa tu cara de resignación, pero me apresuro a pasar, los seis minutos empiezan a contar. "Pareces cansada, ¿y esas ojeras?". "Las guardias de Urgencias, ya sabes, 24 horas el viernes y otras 24 el domingo". Espero no ponerme enferma nunca por la noche, ¿cómo van a reaccionar igual los médicos después de 21 horas sin parar?

Veo un libro nuevo en la mesa, no sé de dónde sacará tiempo para estudiar con tanta cosa. Bueno, al tema, le voy a contar todo, que si no, no me da tiempo. Pim, pam, ¡menudo ritmo lleva! Para terminar, se pone a escribir en el ordenador. "Lo siento, tengo que dejar todo por escrito". Embobada, me fijo en el fonendo sobre la mesa, remendado con esparadrapo. ¿No tendrá dinero para comprarse otro? Ahora que lo pienso, la vecina me contó que la vio esperando al bus el otro día. Al parecer se le ha roto el coche y no lo ha podido arreglar. No lo entiendo, con un trabajo con tanta responsabilidad, habiendo estudiado tantos años y trabajando tantas horas, ¿no debería tener un buen sueldo? Parece que está acabando, creo que le contaré lo del dolor en el pecho. Suena el teléfono. ¿Estos son mis seis minutos o son de otro? Bueno, no quiero molestar, mejor me voy.

Muchas gracias por todo, doctora, espero que un día la medicina dependa de lo que hagas y no de lo que te dejen hacer.

Hasta entonces, ánimo y un abrazo

Julia Alfonso

Mostrar comentarios

Códigos Descuento