CÉSAR JAVIER PALACIOS. PERIODISTA
OPINIÓN

¿Trasvase del Ebro? Ni de coña

César Javier Palacios, colaborador del 20minutos.
César Javier Palacios, colaborador del 20minutos.
JORGE PARÍS
César Javier Palacios, colaborador del 20minutos.

Señores políticos, agricultores, cuñados todos: no existen aguas sobrantes de los ríos. Reivindicar el trasvase del Ebro durante sus crecidas evidencia, además de un simplista populismo, un inmenso desconocimiento sobre su funcionamiento económico y ecológico. No es un grifo.

Las inundaciones fertilizan suelos, como bien sabían los egipcios del creciente fértil hace 5.000 años. Su llegada al mar no es agua perdida, como ya sabían los romanos hace 2.000 años cuando instalaban pesquerías en sus desembocaduras.

Los ríos están vivos. Nacen, crecen y se hidratan hasta el desbordamiento en primavera, alimentando acuíferos; encogen hasta la ridiculez en verano, pero no mueren cuando llegan al mar pues allí lo hacen menos salado, más rico (y con más playas) gracias a los sedimentos que aportan, más rentables pues mantienen una productiva actividad pesquera.

Pensar que el agua no regulada en embalses o trasvasada es agua perdida es un insulto para los muchos científicos que llevan décadas demostrando lo contrario. Decir que el río Ebro tira al mar en un día la misma cantidad de agua que produce la desaladora de Torrevieja en todo un año es de una demagogia sonrojante.

Se mire por donde se mire, exigir que los ríos no desemboquen en el mar es tan necio como pedirnos ahorrar agua en el centro peninsular, en esa España vacía y sin futuro, para luego derrocharla en esa España sureña de excesos. Los que en realidad tiran el agua no son los ríos.

Son aquellos empeñados en aumentar cultivos de regadío y grandes urbanizaciones en territorios desérticos, en lugar de desarrollar políticas de ahorro y eficiencia para que esa agua, tan necesaria para la vida, no se pierda en piscinas de fin de semana.

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