La belicosidad de algunos fiscales con los delitos de expresión, coincidente con las maniobras para entorpecer la labor de sus colegas de Anticorrupción, fomenta la imagen de órgano bajo los designios del Gobierno. Esto, en paralelo a las restricciones a la acción popular, es un regalo para los populistas y da alas a la prédica de que no se persigue judicialmente la corrupción, lo cual es falso.
OPINIÓN21.04.2017 - 06:55h
Comentarios
Hemos bloqueado los comentarios de este contenido. Sólo se mostrarán los mensajes moderados hasta ahora, pero no se podrán redactar nuevos comentarios.
Consulta los casos en los que 20minutos.es restringirá la posibilidad de dejar comentarios