MARÍA RAMOS. EDITORA DE POLITIKON
OPINIÓN

No hay trabajo para tanto desempleado

María Ramos, politóloga.
María Ramos, politóloga.
JORGE PARÍS
María Ramos, politóloga.

La EPA del segundo trimestre publicada ayer ha dejado muy buenos titulares. La creación de empleo es fuerte (incluso mayor de lo esperado), y el paro ha bajado de manera contundente. Ya estamos por debajo de los 4 millones de parados y la tasa de paro es “solo” del 17,2%, en niveles de 2009. Estas cifras, que en otros países europeos causarían preocupación y asombro a nosotros nos parecen una buena noticia.

Pero en realidad no todo son buenas noticias. Además de las altísimas tasas de paro juvenil y de la temporalidad, deberían preocuparnos los grupos cada vez más grandes de población que se están quedando atrás y no se benefician del crecimiento de la economía. Personas que se quedan atrás, desenganchadas del mercado de trabajo, y que si nada cambia difícilmente se reengancharán. Más de la mitad de los desempleados (el 54,8%) son parados de larga duración que llevan más de un año buscando un empleo. A ello se suma que la probabilidad de salir del desempleo se va reduciendo a medida que pasa el tiempo, especialmente para quienes tienen menor nivel formativo.

Sí, crece el empleo, pero si nada cambia no hay -y probablemente no habrá- trabajo para todos. Las señales de alerta son cada vez más claras. En España el 11,7 de los puestos de trabajo son automatizables, como se recogía en el informe sobre las Perspectivas del empleo de la OCDE de 2017 publicado el pasado mes de junio. La cifra es junto con Grecia de las más altas de Europa, y debería preocuparnos. Las tareas con mayor probabilidad de ser sustituidas por la tecnología son las basadas el intercambio básico de información, ventas y compras, y aquellas que implican habilidades manuales sencillas. Justo las que más abundan en el tejido productivo español.

Y todo apunta a que la brecha entre trabajadores será cada vez mayor. Especialmente según sus niveles formativo y el tipo de tareas que son capaces de hacer. Cada trimestre la EPA va mostrando cómo la ocupación crece para quienes tienen tienen estudios universitarios, con incrementos que varían entre el 2 y 4% con respecto al año anterior. La otra cara de la moneda son caídas más grandes en la ocupación registradas para quienes sólo tienen estudios secundarios o menos.

Que el desempleo se convierta en inactividad es una mala noticia. Entre quienes ahora son desempleados, es decir, aquellos que quieren trabajar pero no pueden, muchos pasarán a ser inactivos. Se desanimarán y dejarán siquiera de buscar trabajo cuando se den cuenta que no hay trabajo para ellos.

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