Nos preocupan las consecuencias  que la  irrupción de robots en la economía pueda tener sobre los trabajadores, sus puestos, sus salarios, sus condiciones laborales, sobre las cotizaciones sociales y sus pensiones, los sistemas fiscales y de protección social. Nos pronunciamos a favor de que los robots coticen a la Seguridad Social porque es una simplificación metafórica para poner sobre la mesa este problema y la necesidad de buscar soluciones para afrontarlo, para que no pierdan los de siempre, la gente común que se gana la vida con su trabajo. Esos robots sustituirán a trabajadores que dejarán de ganar un salario, cotizar a la Seguridad Social y pagar impuestos. No nos oponemos a la introducción de nuevas tecnologías. Se trata de que la robotización no solo sirva para que las empresas obtengan beneficios sino que también los proporcione a la sociedad mediante aportaciones al sistema fiscal, de protección social y pensiones. Por eso sería lógico que los robots cotizaran y pagaran impuestos.