RAÚL RIOJA. PERIODISTA
OPINIÓN

Carta a Gianni Infantino, presidente de la FIFA

RAÚL RIOJA. PERIODISTA
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JORGE PARÍS
RAÚL RIOJA. PERIODISTA

Estimado señor Infantino:

El otro día me preguntaba mi madre con inquietud si había algo de fútbol en Rusia en junio. Tiene programado un viaje en esas fechas por San Petersburgo, y en su grupo de amigas existía preocupación porque habían oído algo de que había un evento futbolístico por esas fechas que coincide con su viaje.

La tranquilicé diciéndole que no se agobiaran, que sí, que se disputa la Copa Confederaciones, pero que cuando dé comienzo ellas ya estarán en España de nuevo. Y entonces fue cuando lo pensé: hay miedo al fútbol. Porque se empieza a relacionar al deporte rey con la violencia.

Me alivió pensar que mi madre estaría de vuelta antes de que comenzara el torneo, porque sé lo que va a pasar. Peleas de ultras, agresiones a aficionados, calles repletas de altercados e hinchas borrachos liándola. Es decir, es un miedo más que justificado.  

La Confederaciones viene a ser un torneo menor, pero es un ensayo para el Mundial que se celebra en Rusia un año después. Y ahí sí que se va a liar buena. Lo sabemos todos. Los ultras rusos ya han avisado de la que espera allí, y hooligans de todas las partes del mundo van a aceptar el desafío.

El domingo, un partido tuvo que ser suspendido en la Ligue 1 francesa porque hinchas del Bastia saltaron al campo para agredir a jugadores del Olympique de Lyon. No es, ni mucho menos, un incidente aislado en el país galo. Y en Argentina, un aficionado fue arrojado desde la grada cuando reconoció al asesino de su hermano, y ha acabado falleciendo. Solo en un día.

Peleas entre padres de niños, agresiones a árbitros en partidos de regional, insultos machistas, violencia entre ultras y hasta asesinatos. Y aquí no pasa nada. Da igual que sea en categoría profesional o no, parece que hay miedo a la sanción de verdad, a dar un golpe encima de la mesa, a lanzar un mensaje dejando claro que aquí el que la hace la paga. ¿Se necesita otro Heysel, aquella tragedia en la que murieron 39 aficionados y 600 resultaron heridos, para que alguien haga algo?

Una sanción dura, ejemplarizante. Esa es la gran petición que hay que hacer a los dirigentes del fútbol mundial en general y a usted, señor Infantino, en particular. Porque el deporte más bonito y apasionante del mundo no puede permitir que la violencia sea su gran signo de distinción.

Atentamente,

Raúl Rioja

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