La cena perfecta para el Día del Padre

Tabla de quesos
Tabla de quesos
GTres
Tabla de quesos

Padres modernetes, padres tradicionales, padres veteranos, padres recientes... todos (o casi) se merecen su día. Así que, para celebrarlo, no se nos ocurre nada mejor que prepararles una estupenda cena en casa a base de cosas ricas que no comemos cada día.

Pero claro, es lunes, no hay tiempo para preparar nada... Unos buenos quesos, pan de calidad, verduras asadas, una botella de vino y chocolate pueden convertir la cena en toda una fiesta sin complicarnos demasiado. Y seguro que nos lo agradecen mucho más que si les regalamos una cartera o una corbata.

Para empezar podemos preparar una tabla de quesos. Evidentemente no valen unos tranchetes ni otros quesos del super que saben a plástico. Lo ideal, si puede ser, es que nos acerquemos al mercado o a una tienda especializada.

No serán baratos, pero no hace falta que nos pasemos ni con la cantidad, ni con la variedad. Entre 4 y 6 quesos, y 150-200 gramos de cada uno, será más que suficiente. Podemos usar una temática para los quesos, por ejemplo elaborar una tabla con quesos franceses (o españoles, italianos...). Elegiremos quesos que sean muy diferentes entre sí y que permitan cierta evolución en los sabores para ir desde algo suave a propuestas más potentes.

Por ejemplo, si nuestra tabla es de quesos franceses, podemos usar lácticos tipo Rocamadour, cremosos como Camembert, un queso azul estilo Roquefort, otra de pasta cocida como el Comté... y que sean de diferentes tipos de leche: oveja, vaca o cabra.

Los quesos tienen que estar a temperatura ambiente, si tenemos alguno guardado en la nevera, deberemos sacarlo una hora antes de consumirlo. Otra cosa importante en una tabla de quesos es el orden: se empieza por los más suaves y se acaba con los más fuertes. Si los servimos en un plato rectangular tipo pizarra, o mucho mejor en una tabla de madera, lo suyo es colocarlos de izquierda a derecha, empezando por la izquierda con los más suaves.

Una fondue, otra buena opción

Si no nos convence la tabla de quesos siempre podemos preparar una fondue. No importa si no tenemos el recipiente específico, con una cazuela será suficiente. Partimos un ajo en dos y frotamos el interior de la cazuela con él. Derretimos unos 600-800 gramos de quesos variados a fuego bajo (mejor rallarlos o trocearlos antes) y añadimos 200 mililitros de vino blanco.

Fondue de queso
Fondue de queso

Efectivamente, en el supermercado venden ya preparados para fondue que nos pueden salvar la papeleta. Pero, de nuevo, mucho mejor si podemos ir a nuestra quesería de confianza del barrio o al mercado, explicarles lo que queremos y pedirles que nos preparen un buen combinado para una fondue.

Insertamos en pinchos o palos de brocheta trozos de pan, y los vamos introduciendo en el queso. Incluso si queremos podemos vaciar una hogaza de pan y rellenarla con el queso rallado. La envolvemos en papel de aluminio y horneamos 15 minutos a 200º para convertir la hogaza en nuestra improvisada fondue.

Para acompañar los quesos, por supuesto, un buen pan. Que no tenga demasiado sabor para no quitarle protagonismo al queso. Unas mermeladas ácidas, pasas, uvas, higos secos, o frutas deshidratadas irán de maravilla como acompañantes de los quesos. Y por supuesto un buen vino para acompañar.

Para servir algo más que quesos, podemos preparar unas verduras de temporada asadas. Espárragos con sal gruesa, unas setas con un poquito de ajo y perejil, algunas patatas cortadas en laminas, o incluso algunos puerros.

El postre, seguimos con fondue

Para terminar, no puede faltar el chocolate. Y ya que estamos de celebración, vamos a tomarlo de una forma especial: preparando una fondue. Sí, otra. Y es que es una forma diferente y muy sencilla de improvisar el postre de una cena.

Sólo tenemos que calentar 200 mililitros de nata en un cazo, deshacer en la nata 150 gramos de chocolate para fundir, añadir 20 gramos de mantequilla, azúcar al gusto -o sin azúcar- y remover hasta que quede todo bien integrado. Apagamos el fuego y preparamos trocitos de fruta, de pan, brioche o galletas.

Pinchamos la fruta, pan o bollería en palitos de brochetas, y vamos mojándolas con el chocolate antes de comer.

Y así, casi sin cocinar nada, te acabarás de convertir en el hijo o la hija del año.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento